5 Prácticas “Saludables” Que Son un Engaño

5 Prácticas “Saludables” Que Son un Engaño

Las redes sociales están repletas de tendencias para “mejorar” la salud y la belleza. Algunas son el resultado de nuevas investigaciones, pero otras son modas pasajeras, que en el mejor de los casos no tienen ningún efecto en nuestra salud, y en el peor pueden perjudicarnos mucho más de lo que nos ayudan.

Hoy te hablo de 5 prácticas que están a tope en la redes, y analizamos, con el respaldo de la opinión científica, su impacto real en nuestra vida.


Comida sin gluten 

A veces pareciera que el gluten es más odiado que los exnovios de Taylor Swift. Los productos sin gluten llenan los estantes de las tiendas, ofreciendo una alternativa “más saludable”, a un precio más alto. ¿Pero realmente son más saludables? Existen padecimientos como la enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten y la alergia al trigo. Para quienes cargan con eso, ¡claro que son mejores opciones! ¿Pero qué pasa con el resto de nosotros? ¿También obtenemos algún beneficio?

El gluten es una proteína que vive en granos como el trigo, la cebada y el centeno, y se encarga de darle elasticidad a la masa para que los productos horneados mantengan su forma. Ese pan de bienvenida que te gustó en el restaurante, porque estaba esponjoso y suavecito, seguramente tenía gluten.

La tendencia de evitarlo en las comidas tiene distintos motivos:

  1.  Como vimos, la necesidad médica por algún padecimiento.
  2.  La oleada de dietas que proponen eliminar carbohidratos y granos de las comidas.
  3.  El que queremos analizar: el marketing y la percepción de bienestar.

 

¿Qué dice la ciencia? 

En un artículo publicado en el Journal of Nutrition and Metabolism, la doctora Ana Diez-Sampedro, junto con otras 3 científicas, establecen que no hay evidencia de que una alimentación sin gluten tenga beneficios para quienes no estamos enfermos; pero eso no es todo, también mencionan que quitar el gluten de nuestra dieta puede traernos riesgos nutricionales y de salud, porque los productos gluten free contienen menos fibra, menos vitaminas y menos minerales.

El gluten en sí mismo no aporta mucho a nuestra nutrición, pero es como el amigo seriesón, que tiene carro y pasa por todos lo que sí aportan a la fiesta. Los alimentos con gluten generalmente vienen cargados de hierro, calcio, selenio, folato y niacina, que son vitales para nuestra energía y la formación de la sangre.

Todo indica que la comida sin gluten tiene más beneficios para los que la venden que para los que la comen. Si no tienes necesidad de sacar el gluten de tus planes, mejor disfruta de su buena compañía y ahórrate unos pesos.

 

Fajas para moldear la figura

Nadie está inventando el hilo negro. Todos hemos visto esa escena del Titanic en la que a Rose le están apretando el corsé como si estuvieran amarrando un costal de papas. La obsesión social de aparentar una delgadez extrema ha estado presente a lo largo de toda nuestra historia, y no solamente por razones de belleza, también como un reflejo del control y la presión que se ha puesto en las mujeres por siglos. Pero esos son otros temas.

Volviendo a la salud. Hoy se ha puesto de moda el uso de leotardos que comprimen el cuerpo para moldear la figura, con las Kardashians como principales embajadoras. Se entiende que existe un beneficio estético al usar estas prendas, pero otra cosa es llenar de cualidades algo que en realidad es una faja novedosa.

Para no ser injustos, empecemos por los beneficios de esta práctica, y es que si tienes algún evento, prefieres verte más delgada o sencillamente quieres entrar mejor en la ropa de tu clóset, estas prendas funcionan muy bien, y claro que son diferentes a una faja tradicional porque son mucho menos incómodas… pero los efectos a largo plazo pueden no ser tan distintos.

Contrario a lo que se dice en redes, no hay evidencia de que este tipo de productos realmente ayuden a comprimir el cuerpo a largo plazo, reducir tallas y mucho menos bajar de peso; lo que sí se ha encontrado es que usarlo continuamente puede provocar problemas digestivos, quitarle actividad a tus músculos e incluso dañar tu piel por la fricción o las altas temperaturas.

Cada quien es responsable de su cuerpo, y es cien por ciento válido buscar la apariencia con la que te sientas más cómodo, lo que no se vale es vender un beneficio que no existe.


Rodillo de Jade

A todos nos interesa vernos bien, y la cara es nuestra tarjeta de presentación, por eso existen tantos productos que prometen dejarnos la piel como nueva.

En los últimos años se ha popularizado el uso del Rodillo de Jade. Según se dice, al masajear tu rostro con él, mejoras la circulación de la sangre, dejas tu piel más radiante, reduces la hinchazón y los líquidos acumulados, eliminas toxinas, relajas la tensión muscular y mejoras la absorción de productos para el cuidado de la piel. ¡Una maravilla! El único problema es que no existe evidencia científica que lo respalde. 

El masaje puede relajarte y hacerte sentir bien, pero podrías usar una piedra de río y no haría gran diferencia. Acá lo curioso está en que sí hay personas viendo resultados, pero eso tiene una explicación muy simple: el resveratrol.

Para usar el rodillo, se recomienda la aplicación de cremas antiarrugas, y estas cremas por lo general contienen resveratrol, un ingrediente que sí tiene su ciencia. 

El resveratrol actúa como un antioxidante, protegiendo nuestras células del daño causado por el paso del tiempo, y su aplicación en la piel puede ayudarnos con temas de inflamación y arrugas, como señala Javier Fidalgo, doctor en química orgánica, en un artículo publicado en 2022.

Además de usarlo en cosméticos, este compuesto que parece mágico se ha convertido en uno de los más buscados, ¡y con justa razón! Porque al obtenerlo de alimentos o suplementos se distribuye por todo el cuerpo, mejorando la salud cardiovascular y reduciendo la inflamación general del organismo.

No cabe duda: estamos más cerca que nunca de la eterna juventud, pero ningún rodillo nos va a hacer más fácil el camino.


“Detox" y dietas de jugos 

Hace poco salí a comer con una amiga, y para mí sorpresa llegó con su lonchera. Adentro tenía 3 jugos de colores, en frasquitos muy coquetos y bien etiquetados. Estaba haciendo una dieta “detox” de 3 días. La idea era desintoxicar el cuerpo y bajar un par de kilos que le estaban dando lata.

Pensé que debía ser muy saludable, porque hacen los jugos con ingredientes cien por ciento naturales, pero llegando a la casa me puse a investigar y las opiniones médicas eran muy diferentes.

Según comenta la doctora Trisha Pasricha, columnista de The Washington Post, una dieta así puede ocasionar justamente el efecto contrario al que promete, porque la falta de fibra en los alimentos provoca estreñimiento, y el consumo excesivo de frutas aumenta el azúcar en la sangre. 

Puede que te haga sentir mejor por dejar la comida procesada, pero justo ahí está el punto: no se trata de llenar la vida de jugos, sino de sacarle lo procesado. Una dieta balanceada tiene mejores efectos a largo plazo y sin los riesgos innecesarios.

Ahora, si tu objetivo es perder peso, tomando jugos lo puedes lograr, claro, porque el cuerpo va a sacar su energía de las reservas, pero en cuanto tenga oportunidad la va a recuperar. La neurocientífica Sandra AAmodt lo explica muy bien:

En la historia de la humanidad, el hambre ha sido un problema más grande que el sobrepeso, por eso nuestro cerebro se protege y busca recuperar la reserva de energía lo antes posible, haciendo que bajar de peso sea un reto muy complicado. No por nada el 40% de las personas que hacen dieta terminan con un peso más alto 5 años después.

No quiero desanimarte en tus objetivos, también existen los casos de éxito, pero probablemente ninguno empezó tomando jugos todo el día. La mejor manera de “hacer dieta” es rodeándonos de opciones saludables y poniéndole atención a nuestro cuerpo, para responder al apetito en lugar de al antojo.

 

10 000 pasos diarios

Nuestro cuerpo está hecho para moverse. Sería irresponsable decir que caminar diez mil pasos no es saludable, porque sí lo es, pero también es engañoso:

¿De dónde salió ese número o por qué debería ser esa la meta?

Fíjate, en la década de los 60, como parte de la euforia por los juegos olímpicos de Tokio, la empresa japonesa Yamasa Clock lanzó el primer cuentapasos. Para que fuera más atractivo y fácil de recordar, eligieron el nombre Manpo-Kei, que se traduce literalmente como “medidor de diez mil pasos”… Y eso es todo.

Así nada más, diez mil se convirtió en el número mágico que siembra las culpas y levanta los ánimos. Que no nos sorprenda ahora que la comida sin gluten se haya puesto de moda. 

Ya en serio, la realidad es que a todos nos viene bien tener una meta, pero no hace falta que sea la misma, mucho menos si estamos acostumbrados a distintos ritmos. 

Un estudio publicado en la revista científica JAMA Network sugiere que caminar siete mil pasos nos regala más o menos los mismos beneficios: mejora tu salud cardiovascular, te ayuda a controlar el peso, mantiene tu agilidad mental y retrasa el envejecimiento. Esto no quiere decir que caminar diez mil pasos sea malo, pero te levanta el ánimo si te quedaste en seis.

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